Si un niño muere, un ángel se lo lleva
volando a recorrer el rosario de imágenes,
de lugares y días de su felicidad,
y no concibe nada más allá del sonido
del batir y el reposo de sus alas;
pero el viejo que muere cada día
teme el rumor de alas que lo esperan
al umbral del jardín de su memoria.
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Visor libros.