jueves, 3 de junio de 2010

de Rafael Alberti: Los dos ángeles

Ángel de luz, ardiendo,
¡oh, ven!, y con tu espada
incendia los abismos donde yace
mi subterráneo ángel de las nieblas.
¡Oh espadazo en las sombras!Chispas múltiples,
clavándose en mi cuerpo,
en mis alas sin plumas,
en lo que nadie ve, vida.
Me estas quemando vivo.
Vuela ya de mí, oscuro
Lucifer de las canteras sin
auroras, de los pozos sin agua,
de las simas sin sueño,
ya carbón del espíritu, sol, luna.
Me duelen los cabellos
y las ansias ¡Oh, quémame!
¡Más, más, sí, sí, más! ¡:Quémame!
¡Quémalo, ángel de luz, custodio mío,
tú que andabas llorando por las nubes,
tú, sin mí, tú, por mí, ángel frío de
polvo, ya sin gloria,
volcado en las tinieblas!
¡Quémalo, ángel de luz,
quémame y huye!