Siéntate, Jessica, y contempla esa bóveda
de cielo, tachonada de patenas.
Qué brillante oro son: ni el más pequeño
de los orbes que ves,carece de canción
de ángel en su ruta concertada, aún, con querubines
de mirar juvenil:
tal armonía, en almas inmortales, así mora.
[...]
(W. Shakespeare)
(Modelo del universo. Kepler)