Llevaba sin saberlo en su garganta un ángel
que decía no haberlo consentido.
Un ángel
era para ella
un rostro amable suficientemente,
suspenderse en los últimos semitonos de Bach
o estarse luego habitadora en sitios
nunca conocidos. Eso fuera
-a su manera, claro- un ángel verdadero.
20 años de poesía. Tusquets editores