.
[…]
A menudo, distraído por alguna minucia que lo absorbe
en ese momento, pierde fragmentos de conversación que
después se revelan importantes. No entiende o sí, cuando le
pormenorizan su sordera, obvia para los demás. Le es un
consuelo pensar que logra oír tanto la tenue modulación de
un oboe o de un violín entre el escándalo de la orquesta
como el suavísimo llamado de algún pájaro solitario en un
árbol distante. Se avergüenza, es verdad, cuando no sabe qué
especie es la que canta así.
_____________________________________
http://www.adamaramada.org/libro.php?narrativa01
.